la jungla, su verde divino,
amo las aguas que bañan de esmeralda
las montañas, las mesetas, el valle eterno.
Remolinos de estrépito y bravía,
rebeliones de aguajes misteriosos,
paraderos de espíritus quebrantados,
consuelo al corazón enternecido.
Safaris de ilusión desesperada,
néctar de mi tierna alma,
nubes de mis lágrimas se hicieron,
pero bellas sobre cúpulas frondosas.